Ya son cuarenta y
nueve
vueltas alrededor
del sol, a bordo
de esta nave de
piedra
y de gases azules,
ya son cuarenta y
nueve las que cumplo.
Pero ni un solo
instante
yo he notado que la
nave se mueva,
sino el sol, como
antaño
creían los
antiguos,
cuyo diario regreso
celebraban.
Cuarenta y nueve
veces
recorriendo
incesante el mismo rumbo
y sin embargo nada
de lo que aquí está
a bordo
jamás vuelve a su
punto de partida.
Publicado en Letras libres
(México-España, diciembre, 2014) e incluido en Un vago escalofrío (Bogotá, 2015).