domingo, 1 de febrero de 2015

CARTA PÓSTUMA A WISŁAVA SZYMBORSKA

Ahora que ya te has ido
para siempre en pleno sueño,
aunque no me conociste,
me animo a hacerte unos versos.

Qué bien te entiendo yo siempre
a través de tus silencios,
silencios que en tus poemas
dicen aún más que los verbos.

Como no sé cómo suenan
en polaco tus desvelos,
tu sentido del humor
–tan inquietante y perplejo–,

los imagino en mi lengua
a través de esos silencios
que en español o polaco,
muestran los mismos misterios.

Estupor e incertidumbre,
esos hermanos eternos,
parecen entre tus líneas
encontrarse en su elemento.

Tus palabras se conforman
con dar el tono concreto
para que hablen por sí solos
las situaciones, los hechos.

Ahora que ya te has ido,
con gratitud te confieso
que he tratado de callarme
a tu manera en mis versos,

callarme con otros ritmos,
otra métrica, otros ecos,
no los tuyos, y nombrar,
sin nombrar,  mi desconcierto.

Qué bien me entiendo a mí mismo
cada vez que te releo.

Publicado en Sibila, revista de arte, música y literatura, nº 43 (Sevilla, abril de 2014)