miércoles, 1 de julio de 2015

PALIMPSESTO 30 celebra su XXV aniversario con el concierto LAS IDAS Y LAS VUELTAS

© JM Rodríguez Muniz
© Fernando Romero
Juan Ávila (alcalde de Carmona) y Francisco José Cruz. ©JM Rodríguez Muniz

PALIMPSESTO 30

© JM Rodríguez Muniz
Con el nº 30, Palimpsesto cumple veinticinco años de existencia ininterrumpida, gracias al permanente y exclusivo patrocinio de las sucesivas corporaciones municipales. Esta fidelidad nos ha permitido, con el tiempo, afianzar aspectos técnicos y afinar los criterios estéticos hasta encontrar un espacio propio dentro de la vorágine literaria del presente. Recuerdo que cuando salió el primer número, en la primavera de 1990, aún no estaban abiertas ni la Biblioteca ni la Oficina de Turismo y que nuestra revista era la única publicación periódica bajo los auspicios del Ayuntamiento, como lo es hoy, aunque, a diferencia de entonces, Carmona ofrece ahora una variada oferta cultural a la altura de sus consolidadas instituciones. Así pues, al cabo de un cuarto de siglo, Palimpsesto, desde la inevitable marginalidad de la poesía, forma también parte del cada vez más rico mosaico de esta ciudad pentamilenaria.
      Toda fecha redonda es digna de destacarse y, más aún, si tenemos en cuenta que, salvo meritorias excepciones, la vida de las revistas literarias suele ser muy corta, ya por falta de sustento económico, por desavenencias entre sus miembros o por ponerse al servicio de movimientos o escuelas que pronto se agotan. Esta fugacidad, sin embargo, contrasta con la constante proliferación de nuevas revistas. Sin este fenómeno editorial, no se entendería cabalmente la compleja historia de la poesía contemporánea: una revista, por modesta que sea, hecha con el debido rigor, favorece el diálogo entre poetas de diversos países, generaciones e idiomas, en aras a la imprescindible continuidad del legado poético y, por ende, de la memoria escrita de tantos autores olvidados.
      Para celebrar la sostenida trayectoria de Palimpsesto, de acuerdo con su vocación hispanoamericana, ilustran las páginas de este número imágenes que, procedentes de diversos campos artísticos, nos hablan de un fructífero mestizaje entre España y los pueblos del nuevo continente, cuyo encuentro, desde 1492, a la vez con felices y penosas consecuencias (como siempre ha ocurrido en la historia del hombre), irriga decisivamente todos los ámbitos de la vida, empezando y acabando por el de la lengua, pues, como bien dicen estos versos de Eugenio Montejo, «algunas de nuestras palabras / son barcos cargados de especias; / vienen y van según el viento / y el eco de las paredes. // Otras tienen sombras de plátanos, / vuelos de raudos azulejos / […] Detrás de todas queda el Atlántico».
      La colaboraciones de este número, de un modo u otro, ponen de manifiesto este sin par sincretismo creador. Así, Beatriz Barrera, profesora de la Universidad hispalense y estudiosa de la literatura colonial, nos presenta al desconocido poeta Luis de Ribera (nacido en Sevilla a mediados del siglo XVI), quien en su juventud viajó a México y Perú, donde escribió sus Sagradas poesías, salpicadas de alusiones bíblicas de insólito erotismo. El impecable ensayo sitúa a la obra de Ribera en su contexto histórico e intercala, al hilo de sus explicaciones, algunos de sus sonetos más llamativos.
      Al contrario de Luis de Ribera, el poeta colombiano Jaime Jaramillo Escobar ha ejercido gran influencia en el curso de la poesía colombiana desde su primer libro, Poemas de la ofensa, aparecido en 1968. Por este motivo, Robinson Quintero Ossa mantiene una chispeante conversación con Jaramillo Escobar en torno a los peligros y hallazgos, defectos y virtudes de la obra inicial de un autor novel. El hecho de que el entrevistador se enmascare en la figura ficticia de un maestro de taller de poesía, pensando en sus jóvenes alumnos, le da al diálogo una perspectiva desacostumbrada.
      Acompañan a estos dos amplios bloques poemas del mexicano Antonio Deltoro (hijo de españoles exiliados tras la guerra civil), en los que el asombro y la lucidez se entreveran con la ironía metafísica y una lúdica aceptación de la vejez; del cubano, afincado en Estados Unidos, Alejandro Anreus, donde se unen el tono coloquial y el carácter ético; de la italiana Patrizia Cavalli, de gran densidad introspectiva, traducidos por Fabio Morábito; del español Antonio Moreno, imbuidos de meditación contemplativa; de la jovencísima chilena Micaela Paredes, cuyo dominio formal augura un prometedor mundo propio; del músico y artista plástico venezolano Andrés Barrios, que con su tono desenfadado, grotesco e irreverente se ríe de toda trascendencia y, al hacerlo, pone de relieve nuestras vergüenzas y debilidades, al estilo de un viejo juglar. Abre el número un conjunto de veintisiete poemas breves del maestro chileno Pedro Lastra, titulado «Transparencias», donde una admirable decantación expresiva recoge un personal mundo de silenciosas perplejidades en que la frontera entre el sueño y la vigilia se difumina.
      En las últimas páginas de la revista, el poeta cubano Manuel Díaz Martínez conmemora los cien años de la Antología de Spoon Rivers, libro único de la poesía en lengua inglesa y, por ende, del siglo XX, escrito por el estadounidense Edgar Lee Masters, cuyos poemas son monólogos en forma de epitafios, a través de los cuales los mismos muert0s, ya libres de las obligadas apariencias de la vida, narran entre todos la intrahistoria de un pequeño pueblo de su Illinois natal, con sus miserias y grandezas cotidianas, resultando un gran friso de la sociedad de la época, compasivo y crítico a la vez.
      Si cosmopolita es el contenido de la revista, lo es también la poesía del puertorriqueño Luis Palés Matos (1898-1959), de quien el escritor Toni Montesinos ha preparado para nuestra colección una muy cuidada antología de sus poemas. La poesía de Palés Matos alterna el tono intimista en serenas y equilibradas estructuras clásicas con la desatada voluptuosidad de los ritmos afrocaribeños, donde el verso suena de tal manera que podría bailarse, dejándose llevar a un tiempo por el ir y venir de las poderosas imágenes del trópico.
©JM Rodríguez Muniz

PALIMPSESTO CON LAS IDAS Y LAS VUELTAS

Arcángel  ©JM Rodríguez Muniz   
Pocos conciertos habrá más idóneos para celebrar las Bodas de Plata de Palimpsesto con la poesía del nuevo continente que Las idas y las vueltas, cuyo título ya evoca el incesante trasiego cultural entre las dos orillas del Atlántico desde los viajes colombinos. Resulta tan frustrante hablar de música con un lenguaje ajeno a ella, cuando lo suyo es escucharla, que uno tiene la tentación de callarse y dar paso inmediato al espectáculo. Sin embargo, nunca está mal ponerse en situación, máxime, como es el caso, si el arriesgado propósito y singular hallazgo de esta obra lo sugieren. Dirigida por Fahmi Alqhai e interpretada por Arcángel y la Accademia del Piacere, en ellas dialogan, con una desenvoltura sin precedentes, la música colonial del barroco y el cante jondo, dos estilos tonales y temáticos tan distintos que parece imposible que entren en contacto sin caer en una especie de fusión caprichosa o aleatoria sucesión de piezas. Lejos de dar esta impresión, la riqueza de ambos mundos musicales, sin renunciar a sus características ni interferir uno en el otro, logra que el flamenco y la música antigua compartan el espacio de una misma canción y que alternen en una continuidad armónica, gracias a la dulzura y versatilidad de Arcángel, cuya voz alcanza por momentos acentos líricos, y a la sintonía de las violas de gambas con la guitarra flamenca, capaces de acompañarse mutuamente, pasando de las delicadas insinuaciones cortesanas del violín a los duros rasgueos raciales de la guitarra hasta convencernos de la necesidad de esta insólita comunión melódica.
Fahmi Alqhai ©JM Rodríguez Muniz
Entre la 
toná del comienzo y la alegre guaracha-guajira del final van y vienen por las ondas sonoras y atlánticas granaínas, romances, folías, siguiriyas y alegrías para crear un océano musical y poético, que es el privilegio de las culturas mestizas como la hispanoamericana. Les dejo ya con este bellísimo concierto, recordando estas palabras de Miguel de Cervantes –quien no pudo cumplir su reiterado deseo de ir a América–, puestas en boca de la hermosa Dorotea, fino personaje del Quijote, de cuya segunda parte se conmemora este año el IV centenario de su publicación: «La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu». Con ustedes, Las idas y las vueltas.

©JM Rodríguez Muniz
©JM Rodríguez Muniz
©JM Rodríguez Muniz
© Fernando Romero
Rami Alqhai, Johanna Rose, Fahmi Alqhai, Arcángel, Dani de Morón y Agustín Diassera  © Fernando Romero
Chari Acal, Fahmi Alqhai y Fran Cruz  © Fernando Romero
Rami Alqhai, Arcángel, Fran Cruz, Chari Acal y Juan Ávila (alcalde de Carmona)
© Fernando Romero
Celebrando el XXV aniversario de Palimpsesto con los amigos en la Sala Iluminada, Alameda Alfonso XIII
© Fernando Romero

VÍDEOS:

Presentación de Palimpsesto 30  © KARCOMEN


TELEVISIÓN CARMONA: http://play.televisioncarmona.es/v/Uq1bx0OcCZGGhQBuc3/



"Las morillas de Jaén"  © KARCOMEN


Fahmi Alqhai y Arcángel hablan de Las idas y las vueltas © KARCOMEN

"¡Ay, que me abraso!" Guaracha-guajira © KARCOMEN



Carmona, 5 de junio de 2015